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EL MURMURADOR DE SUEÑOS
José Enguídanos

 07 julio - 10 septiembre 2005 

Calle Alamade 18, Madrid

Balthus, 2005, Óleo sobre lienzo, 75 x 120 cm
Luz de lienzo, 2005, Óleo sobre lienzo, 180 x 180 cm
Polifemo, 2005, Óleo sobre lienzo, 75 x 120 cm
Templo vegetal, 2005, Óleo sobre lienzo, 180 x 120 cm
Jarrón Chino,  2005, Óleo sobre lienzo, 180 x 180 cm
Laberinto, 2005, Óleo sobre lienzo, 120 x 75 cm
La siesta del rinoceronte, 2005, Óleo sobre lienzo, 30 x 30 cm
Galería al paraiso,  2005, Óleo sobre lienzo, 180 x 180 cm
Pájaro derribado,  2005, Óleo sobre lienzo, 160 x 100 cm
Templo de las amapolas,  2005, Óleo sobre lienzo, 60 x 60 cm
Viaje en las catacumbas,  2005, Óleo sobre lienzo, 30 x 30 cm
Mundo de cebras,  2005, Óleo sobre lienzo, 20 x 20 cm
Fuego en la fila,  2005, Óleo sobre lienzo, 30 x 85 cm
Primer cactus,  2005, Óleo sobre lienzo, 30 x 30 cm
Souvenirs,  2005, Óleo sobre lienzo, 20 x 20 cm
El viejo del lago,  2005, Óleo sobre lienzo, 20 x 20 cm
Mono del árbol,  2005, Óleo sobre lienzo, 55 x 90 cm
Fin del viaje,  2005, Óleo sobre lienzo, 180 x 110 cm
Ciprés,  2005, Óleo sobre lienzo, 20 x 20 cm
El barco de la montaña,  2005, Óleo sobre lienzo, 20 x 20 cm
Casa encendida,  2005, Óleo sobre lienzo, 30 x 30 cm

Bajo el título El murmurador de sueños Pepe Enguídanos (Albacete 1962) presenta su segunda individual en Madrid. En esta ocasión muestra una quincena de  pinturas sobre soportes tan dispares como el lienzo, el papel o el metacrilato.

 

En la obra de Enguídanos se reconoce la impronta pictórica de los maestros antiguos, de la pintura como deleite, de la calma y la bruma de tiempos pretéritos.

 

Con reminiscencias surrealistas y metafísicas, sus pinturas son el recorrido interior y una reivindicación de un oficio; un retorno a la pintura-pintura en tiempos de descalabros, de nuevos medios y de artificio.

 

Enguídanos configura y canaliza ventanas a tierras lejanas, donde la pintura funciona como el velo que nos separa de ellas acentuando el deseo de estar ahí. Nos ofrece imágenes rescatadas del sueño y la propia existencia del alma, luces y sombras tras la niebla; la esencia de lo exótico y la herencia metafísica conjugadas por el corazón de un nuevo romántico. Lugares del anhelo, quizá del recuerdo, de un mundo paralelo en el paraíso donde puede narrarse la historia más misteriosa de nuestra vida.

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