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JUST MADRID

16 - 19 febrero 2012

Hotel Silken Puerta América, Madrid

Vista Stand
Vista Stand - Santiago Talavera
Vista Stand
Vista Stand - Ruth Quirce
Vista Stand - Federico Lanzi
Santiago Talavera - Nos quebraron las ramas
Santiago Talavera - Sin hacer ningún ruido
Santiago Talavera - En la isla nueva
Santiago Talavera - No podrán ofendernos
Todo arderá luminoso
Santiago Talavera - Desde el vomitorio
Ruth Quirce - Sín Título
Ruth Quirce - Sín Título
Ruth Quirce - Sín Título
Ruth Quirce - Sín Título
Ruth Quirce - Sín Título
Federico Lanzi - Sin título
Federico Lanzi - Sin Título
Federico Lanzi - Sin Título
Federico Lanzi - Sin Título
Federico Lanzi - Sin Título

CREADORES PARTICIPANTES

Federico Lanzi

Ruth Quirce

Santiago Talavera

Ruth Quirce

Su obra gira en torno a la idea de caos, un “pequeño apocalipsis” que evoca esos momentos de fragilidad, esos pequeños límites, explosiones, que desequilibran una situación de calma; en definitiva, pequeños brotes de caos que perturban la aparente tranquilidad de todas las cosas.

 Ruth parte de su propia sensación de elemento quieto, y desde su posición inmóvil, ella misma es espectadora de todo lo que sucede a su alrededor. Todo lo que la circunda se mueve, gira; tanto lo más inmediato como lo más remoto, más allá de los límites del Universo. En palabras de la propia artista: “yo hablo desde mi propio espacio, quieto, regulado y resguardado. Un pequeño espacio “salvador” que, al igual que antes el soll, lo mira todo desde una cierta distancia

Pequeño Apocalipsis presenta pinturas donde la geometría aporta al mismo tiempo, estabilidad y desorden, con planos, líneas  y elementos energéticos, de robusta apariencia metálica como esa montaña / pirámide / zigurat que actúa como una fuente de energía, “luz como atmósfera, como medio declarante donde las cosas, la realidad aparece.”

Santiago Talavera

El interés de Santiago Talavera por los espacios fragmentarios recrea en las obras de esta exposición un universo extraño, a la vez tierno y terrible donde las piezas que lo conforman han emprendido un camino de riesgo. Los objetos se muestran ambivalentes: miniaturizados, derramados por algún imprevisto o listos para ser redescubiertos. Los escenarios podrían ser maquetas de un niño, y lo que ocurre en ellos evoca un (a veces) necesario desastre para reajustar la realidad; un caos calculado y sin riesgos, porque nos sentimos más a gusto o a la medida de nuestras fuerzas delante de un tablero de ajedrez que a la vista, improbable y farragosa, de la infinitud del universo.

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