“Si hubiera nacido en el S. XIX, esculpiría en piedra o en madera, pero soy hijo de mi tiempo y ahora podemos esculpir entornos y crear experiencias semejantes a la vida.”

Sergio Sotomayor

El nuevo trabajo de Sergio Sotomayor, que presenta en la Galería Blanca Soto, comisariado por Elena Azzedin, bajo el nombre de Spyhole, se enmarca dentro del campo de la post- fotografía.
En un mundo hiper fotografiado a causa de la masificación de capturadores de imagen que portamos, es difícil encontrarse con un territorio sin explorar.

En el trabajo de Sotomayor, la tecnología y su propio imaginario se unen para generar nuevos entornos en los que dialogan ciencia y poesía, biología y tecnología, teorías de la evolución de la consciencia y los procesos cognitivos, así como los avances en la exploración del mundo subatómico, la inteligencia artificial y la expansión hacia nuevas dimensiones como el ciberespacio o la realidad virtual.

Interesado en los patrones que la naturaleza nos ofrece - reproduciéndose una y otra vez a lo largo de una escala infinita - así como en las infinitas derivas potenciales de los acontecimientos, Sergio genera mundos que, al transitarlos, responden de forma única a cada uno.

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Simulaciones en tiempo real, procesos algorítmicos y juegos cognitivos, nos sumergen en un viaje psiconáutico a través de dioramas, jardines secretos y arquitecturas inmersivas.

Se trata de una forma onírica y sincera de reflejar una existencia que se ha convertido en su mayor parte en simulacro. Miradas a través de un pequeño orificio, un portal a una dimensión desconocida hacia el interior o el exterior, con distinto enfoque según desde dónde se mire.