TRANSRACIALISMO
Che Marchesi
29 ener - 2 marzo 2015
Calle Almadén 13, Madrid
Presentado en primicia en la Bienal de Dakar 2014, el proyecto Transracialismo es una revisión del concepto de raza desde un punto de vista actual y universal, que genera una demostración empírica y científica de la invalidez que trae consigo este término.
Se realizaron extracciones de piel de distintos modelos raciales para posteriormente generar tejidos artificiales a partir de las células extraídas. El resultado: las características estructurales biológicas de estos tejidos son idénticos entre sí y no existen rasgos de apariencia como el color o la textura.
La piel aquí se utiliza como elemento metafórico que, a través del Arte, reivindica la igualdad partiendo de la diferencia de los traumas culturales que cada uno traemos consigo.
Transracialismo. Análisis socio-epidérmico
Marchesi
Dentro de las peculiaridades humanas aparece la tendencia común, por diversos motivos, de intentar emular las características de la raza a la que no se pertenece. Esto se manifiesta culturalmente de manera mas obvia en el color de la piel y el aspecto del pelo, trayendo como consecuencia la existencia y uso de métodos tanto artificiales como naturales para transformar la apariencia. El sol y la cosmética.
No olvidemos que la industria cosmética tiene distintos objetivos dependiendo de la cuota de mercado que encuentre, sin importar las consecuencias, abarcando un gran numero de aplicaciones. Pero en este caso nos centraremos en las diferencias dependiendo del color de la piel para la que se crea; el aclaramiento en África y el bronceado en Europa.
Es una contradicción que uno de los grandes males de la humanidad, el racismo, tenga como consecuencia que, en el intento de parecerse a los diversos, se tienda gregariamente a la uniformidad. Las implicaciones éticas, los prejuicios, las lacras históricas, aparecerán en este proyecto y serán tratadas con el máximo rigor científico que sus consecuencias sociales permitan.
Ha sido, tras la convivencia y permanencia en un país del África Negra, cuando se despertó en mí el interés por las consideraciones raciales, las tendencias de la gente a la imitación de las características de otras razas y a la necesidad personal de aprender a ser el distinto, como he llegado a embarcarme en la realización de esta investigación.
He aprendido mucho en el camino sobre un tema, el racismo, del que creía que estaba todo dicho. Me he encontrado con infinidad de versiones y sentimientos racistas y he leído diversas, y no siempre razonables, posturas respecto al tema. Desde la eliminación de la palabra raza, como aplicable al ser humano, hasta sus principios en la utilización de su versión más repugnante en la época de la colonización.
Hay en la actualidad movimientos y tendencias que vuelven a utilizar la excusa de las diferencias de aspecto de las personas como modo de clasificación y por ende, de diferenciación, para la ubicación de la gente dentro de un estatus social con superiores e inferiores. Estas actitudes están cogiendo fuerza en el mundo occidental, reeditando la historia no tan lejana, de las vergonzosas épocas que justificaban el racismo. Igualmente en el mundo oriental, hay un sentimiento de rechazo hacia todo lo que no sea lo propio, que llega incluso a la intención de la destrucción del diferente. También es cierto que este tema permanece incluso en sociedades pequeñas en las que es, ya no la raza si no la etnia, la que marca la diferencia y el sentimiento de rechazo.
No es evitando, escondiendo o utilizando eufemismos, como se aprenden, solucionan o se aporta luz sobre temas importantes que nos afectan a todos. Es por esto por lo que considero lo oportuno de la ejecución de este proyecto en el que además de plantear cuestiones éticas, se dan respuestas científicas que avalan la postura, para mi irrefutable, de que sólo desde la diversidad se puede alcanzar la igualdad, ya dicho por Levi Strauss en su “Ensayo Raza y Cultura”.
Hasta el momento, ya se han realizado alteraciones en modelos blancos y negros a través de la cosmética, aclarando al negro y oscureciendo al blanco; de estas alteraciones se han tomado muestras de piel de las partes tratadas y de las partes sin tratar, generando cuatro cultivos, de cuatro pieles artificiales que finalmente se demuestran científicamente, biológicamente iguales. Estas cuatro muestras, una vez deshidratadas, se presentan en una caja de acero, especialmente iluminada, llamada “SKIN CARRIER”. Igualmente de estos modelos se han realizado fotografías y combinado imágenes, tanto microscópicas, de detalle, como generales, que ilustran y acompañan los cultivos de piel, conformando esta exposición.
Lo expresado en el catálogo en esta fase del proyecto en el que se aprecian los elementos referidos, avala la continuidad del proyecto en la siguiente dirección, que será el siguiente paso de esta experiencia: la creación de una gran oblea de piel artificial, conformada por las células donadas por individuos de tantas razas como sea posible, creando finalmente “el cuerpo de la humanidad”.
Como consecuencia de la experiencia realizada y de la manifestación de las profundas implicaciones sociales que aún perduran en la definición y comprensión, e incluso eliminación del concepto de raza, se plantea la continuación del proyecto, buscando a través de la experiencia del procedimiento científico, expresar poéticamente en células vivas, la unicidad y diversidad de la humanidad como elementos estructuralmente indispensables para la igualdad del ser humano y de todos y cada uno de sus individuos.
Hay que tener en cuenta que en este proyecto, el proceso de trabajo pasa por la consecución de donantes de piel que entiendan y compartan el objetivo del proyecto, pasando después por un largo procedimiento científico en el que se han de aislar las células, cultivarlas y mantenerlas.
Para todo este proceso científico hemos contado con Jesús Espada como colaborador indispensable en la parte, tanto conceptual como técnica. Quiero agradecerle su disposición intensa y desinteresada, ya que sin sus conocimientos y sin los recursos de su laboratorio y su equipo (Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria, Hospital Ramón y Cajal e Instituto de Investigaciones Biomédicas "Alberto Sols" CSIC- Universidad Autónoma de Madrid), este proyecto habría sido inviable.
Finalmente, quisiera recurrir a mi trayectoria artística, centrada en la creciente relación arte y ciencia, como modo de expresión a través de esta investigación. Es especialmente importante la colaboración que se va a producir entre el arte y la ciencia en el desarrollo de este proyecto, en la medida en la que el trabajo se valorará y realizará desde distintos modos de conceptualización, que espero finalmente sirvan para ir sentando las bases de la concreción de uno distinto, necesario para la nueva concepción del conocimiento del siglo XXI.
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